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Protección de la piel en bebés y niños


La radiación solar tiene un enorme impacto en diferentes condiciones de la salud humana, particularmente en las relacionadas con la piel, que sufre directamente con ella.


Los efectos nocivos de dicha radiación pueden ser agudos, como las quemaduras solares y la pigmentación; o crónicos como el desarrollo de cáncer de piel y fotoenvejecimiento.


Para prevenirlos se deben tener en cuenta las medidas de fotoprotección eficientes, tales como el uso de ropa y accesorios adecuados, el uso de sombrilla en días muy soleados, la protección ocular que nos brindan las gafas, las acciones educativas en el sentido de evitar la exposición innecesaria (fotoeducación) y el uso correcto de protectores tópicos, siendo este último, aisladamente, la más eficiente de las medidas de protección.


A pesar de ser un factor importante en todas las etapas de la vida, es durante la infancia que la el cuidado de la piel es más relevante, ya que los estudios muestran que aproximadamente la mitad de la radiación solar que se recibe a lo largo de la vida, se da los primeros 18 años de vida. Por otra parte, hay evidencias que indican que los episodios de quemaduras solares en la infancia se relacionan muy de cerca con una mayor incidencia de contraer un melanoma maligno (un tipo de cáncer de piel agresivo) en la edad adulta.


Por ser un elemento clave de las estrategias de fotoprotección, se recomienda el uso de protector solar en la infancia, en todas las etapas, una vez cumplidos los 6 meses de vida.


Los protectores solares, también denominados filtros solares o fotoprotectores tópicos, son fórmulas farmacéuticas cuya acción principal es reducir el efecto de la radiación solar sobre la piel. Para lograr esto, son compuestos de sustancias capaces de reflejar, dispersar o absorber, la radiación, las cuales se denominan “filtros ultravioleta”. Estos filtros se dividen en dos grandes grupos de acuerdo a sus características fisicoquímicas y su mecanismo de acción: filtros inorgánicos (físicos) y filtros orgánicos (químicos).


Las principales características de los filtros inorgánicos son su baja permeabilidad cutánea con capacidad de mantener fotoprotección aún después de largos periodos de radiación solar. Con el propósito de mejorar el aspecto cosmético de esos activos, reduciendo su apariencia blancuzca, fue desarrollada una tecnología de reducción de las partículas que componen estos filtros, pero que estudios demuestran que éstas ahora se concentran en la parte más superficial de la piel y no hay evidencias de penetración para las capas más profundas, tanto en niños como en adultos, lo que refuerza el concepto de la seguridad de los filtros anteriores para uso en la piel de los niños.


Por su parte, los filtros orgánicos pueden ser absorbidos por las capas más profundas de la piel y, por eso, su uso en niños debe ser más limitado, particularmente en menores de dos años. Por esta razón existen protectores solares específicamente desarrollados para ellos.


Te mostramos algunas características que son absolutamente relevantes para un protector solar destinado al uso pediátrico y que debes tener en cuenta:

  • Alta protección en la franja UVB: eficacia demostrada por medio de la determinación del factor de protección solar (FPS), que debe presentar valores superiores a 30, conforme lo recomienda la academia americana de dermatología

  • Resistencia al agua: ofrecida mediante la introducción de agentes capaces de aumentar la adhesión del producto en la piel. Este efecto es demostrado por la prueba de resistencia al agua


Protección balanceada en la franja UVA: demostrada por la prueba de protección UVA (FPUVA).


Perfil de seguridad adecuado en la población infantil: ítem considerado esencial con respecto al producto y obtenido mediante la selección de filtro UV adecuados, con preponderancia o exclusividad de filtros inorgánicos (físicos) en la formulación, además de evitar agentes más generadores de alergias como los parabenos (conservantes). La demostración de seguridad debe contemplar estudios de dermatotoxicología, como pruebas de sensibilización, fotoirritación y fotoalergia, además de pruebas de irritación ocular.


Además de escoger el fotoprotector más adecuado, es absolutamente esencial orientar correctamente su uso para promover la adecuada protección del niño (tabla 1)

Orientaciones en el uso de los protectores solares:


Aplicación

  • Aplicar el protector solar 15 minutos antes de la exposición al sol y 30 minutos antes de la inmersión en agua

  • Dar preferencia a la realización de la primera aplicación en casa antes de vestirse

  • Procurar aplicar con calma y atención para no olvidar ninguna área del cuerpo


Re-aplicación


El protector solar debe ser aplicado cada 2 horas o después de prolongadas inmersiones en el agua (40 minutos).


Cantidad aplicada


Es esencial que sea una cantidad generosa de producto. Se puede hacer la aplicación de protector en dos capas, de forma consecutiva, para doblar la cantidad aplicada de la primera vez.


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